Es la segunda vez que escucho acerca de un suceso de este tipo en ese país del occidente africano, después de mi viaje a Dakar.
El primer incidente se produjo el 29 de noviembre cuando tres cooperantes españoles fueron secuestrados a 170 kilómetros de la capital del país, Nouackchott, en un pedazo del desierto del Sahara, en el que yo dormí en una carpa con otros veinte ciclistas a principios de noviembre sin ningún peligro o miedo.
El segundo suceso ocurrió el 18 de diciembre, al sur de la capital mauritana, donde el desierto se empieza a convertir en sabana tropical. Un italiano y su novia de Burkina Faso fueron capturados en su auto. Allí también dormí en una carpa al lado de los algarrobos y las acacias una noche de luna llena, sorprendida por los parecidos que pueden tener dos regiones en dos continentes distintos (África y América del Sur).
Y la confirmación llegó: Al Qaeda fue quienes los secuestró. El grupo terrorista, la versión africana de, capturó a este grupo de gente extranjera que ahora está en sus manos. ¿Al Qaeda en Mauritania? Sí, en Mauritania y en Mali y en Argelia.
Cuando llegamos a Mauritania en nuestras bicicletas sabíamos que había peligro de secuestro, pero no creímos que fuera a ser tan grave el asunto. Nuestra ingenuidad nos hizo pensar que seguro secuestraban a gente metida en la política o en algún tipo de trabajo social. Sin embargo, los sucesos hablan por sí solos.
Hace algunos días, una amiga que leyó esas noticias sobre Mauritania me escribió: "Tu ángel de la guarda debe estar pidiendo vacaciones con urgenica". Si los ángeles de la guarda existen, qué bien supo cuidarme en mi recorrido por África. No sólo de los terroristas, sino también de los mosquitos.
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