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martes, julio 30, 2013

Santuario

Seguimos leyendo a William Faulkner. Esta vez Santuario (1929), una novela que le llevó a la fama, por la descripción escabrosa de unos personajes corrompidos por su propia sombra, sumidos en un mundo gobernado por los contrabandistas de whisky, gángsters, dueñas de prostíbulos, estudiantes dedicados a la bebida, y de gobernantes acostumbrados a las triquiñuelas del dinero debajo de la manga. Sin embargo, a Faulkner nunca le gustó esa novela, sintió por ella una aversión total durante toda su vida hasta el punto que volvió a editarla. ¿Por qué? Un excelente análisis de Ferrán Benito en el blog Un libro abierto, explica no sólo por qué su autor odió su propia obra maestra, sino también su insuperable técnica narrativa y su dantesco argumento, el triunfo del mal sobre el bien. 

"Es bien conocida la aversión que William Faulkner sintió a lo largo de su vida hacia la novela Santuario, que veía como una traición a sus principios artísticos y como la más lamentable tacha de su extensa carrera literaria. Faulkner redactó esta obra en el año 1929, según su propio testimonio, con el objetivo de 'ganar algo de dinero' ---seguir leyendo---

Los silencios de Faulkner a lo largo de sus relatos son para mí la genialidad del autor, además de la combinación de situaciones en un capítulo y otro que llevan a enredar al lector dentro de la telaraña de la historia. Hasta en el último capítulo sigue presentándonos nuevos personajes, como la madre y la abuela piromaniaca de Popeye, el gángster, que muere consumida por su propio fuego. Además de la escabrosa descripción de la violación a la adolescente Temple Drake, con una mazorca de maíz. 

Una vez más me quedo sin palabras.

jueves, julio 25, 2013

Mientras agonizo


Esta novela me ha causado estupor. Hacía varios años que la tenía oculta entre mis anaqueles, desapercibida entre otros libros que alguna vez leí y no me acuerdo. Y esta vez me dije la voy a leer sí o sí, porque lo había intentado tantas veces pero no pasaba de la página cuatro, una de las obras más importantes de William Faulkner, el título: “Mientras agonizo”.

Addie Bundren es la protagonista de la historia, una profesora de escuela que yace en su lecho de muerte mientras sus cinco hijos preparan su cortejo fúnebre para llevarla al lugar donde desea que le entierren, la ciudad de Jefferson. La familia se dispone a cumplir sus últimas palabras. Salen en una carreta jalada por mulas en dirección a la ciudad y a lo largo del camino experimentan una multitud de peripecias que los lleva al borde de la locura.

Escrita desde los puntos de vista de sus personajes, catorce personajes en cincuenta y nueve diálogos que se intercalan en una historia que va descubriéndose por sí misma, lleva al lector al desasosiego y por momentos al horror. La escena del niño (hijo menor de los Bundren) viendo los buitres volar alerededor del ataúd de su madre es la confrontación más pueril de la infancia. ¿qué hacen esos buitres? ¿qué hacen por la noche? ¿Dónde se meten? Y el descubrimiento del origen de Jewel, otro de los hijos de la protagonista, hijo de una relación extramatrimonial con el cura del pueblo, lleva a uno de los hermanos a incendiar un granero y  al manicomio muerto de la risa.

"La composición de la obra me llevó sólo unas seis semanas en el tiempo libre que me dejaba un empleo de doce horas al día haciendo trabajo manual. sencillamente me imaginé un grupo de personas y las sometí a catástrofes naturales universales... con una motivación simple que le diera dirección a su desarrollo", dice el autor.  

La novela me ha llevado al extremo del aliento como hacía muchas veces no lo hacía una obra literaria (y me ha costado varias páginas para entrar en ella). Escenas duras, macabras, que describen el extremo al que llega una familia para enterrar a su madre muerta. La escena más impactante es la del niño de los Bundren mirando a los buitres volando encima del ataúd de su madre. ¿Una metáfora de la vida?

Sin duda, un libro que vale la pena leer para aquellos que aman la buena literatura.


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