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domingo, marzo 23, 2008

FrÍo

Siempre escuché decir que el calor amodorra, trae suenyo, atonta, desgana y hasta te priva de hacer cosas. Yo viví varios anyos en una zona calurosa y puedo confesar que la vida allí es demasiado parsimoniosa. Era difícil ponerse en actividad después del almurzo, también llevar y dictar clases a las tres de la tarde... todo en la ciudad en la que yo viví se paralizaba a las 3 pm... incluido los restaurantes. La ciudad dormía una siesta de por lo menos dos horas !

La gente se quejaba: "calor pesado, estoy sudando !".
La gente me decía: "Debería hacer más frío, es mucho más saludable... el frío te induce a la acción".
El mito del frío.

Quién ha dicho que el frío produce la acción?? los vehículos funcionan con combustión.

Cuando corro en la calle a 4 grados de temperatura sólo me queda correr, sino me congelo. Al ir al mercado, compro rapidísimo para regresar cuanto antes a casa y no helarme la punta de la costilla. Las cervezas las dejo afuera, pues es lo mismo que meterlas al frigidaire.

Sin embargo el frío quita calorías y obliga a comer más. También priva de salir de cama a tiempo, pues, sacar un dedo de las sábanas equivale a congelarte los huesos. Y no siempre te agrada andar en bicicleta.

Allá me dicen: "se prolongó el verano". Yo desde aquí digo: "Aquí el invierno".

No saben lo lindo que es ver la nieve reventar en tu ventana y verla llegar al piso hecha agua.
No saben lo hermoso que es cuando hace frío y sale el sol y calienta aunque sea un poquito.

Pero el frío también amodorra, te lleva a invernar. Yo parezco un oso en su cueva, mirando desde aquí cómo llegó la primavera, con un poco de nieve a lo largo de las calles...

El mes de marzo es el más largo... la gente espera que empiece a hacer algo de calor !! pero el calor no aparece, sigue en suenyos... mientras tanto sigo invernando esperando el sol el sol el sol...

miércoles, marzo 19, 2008

Aquí y allá: Semana Santa


La celebración de una fecha en particular lleva a conocer la idiosincracia de una sociedad


En mi ninyez yo viví en una avenida laaaarga que llegaba a las faldas de un volcán. Se llamaba Cayma y es hoy en día una de las avenidas más transitadas en la ciudad. Mi casa quedaba frente a la pista de asfalto, a dos cuadras debajo de una plaza, en donde todos los anyos pasaban las procesiones de Semana Santa y las de El Senyor de los Milagros.

Todos los Viernes Santo esperaba desde el balcón de mi casa la multitud de gente acompanyar la procesión, a las imágenes del Cristo y de la Virgen María. Fue una parte esencial de mi vida, y las películas históricas también (esas antiguas de Ben Hur y Quo Vadis), porque quizás formó parte del umbral de una pasión que se desarrollaría después: la escritura. Y el lugar donde confluyeron los recuerdos mezclados con las emociones: las beatitas vestidas de negro llorando por su Senyor en primera fila, los encapuchados, tipos vestidos como los Ku Klux Klan, anunciando la muerte de Cristo, el olor a incienso que aparecía muchas cuadras antes, y, lo mejor de todo, la banda que tocaba esa música fúnebre que recreaba el ambiente de un funeral. Allí había devoción y también tristeza.


Hace muchos anyos que no vivo en la avenida Cayma. Hace mucho que no veo esa procesión seguir su camino hacia la parroquia. Hace mucho que salí de allí.

Los siguientes anyos estuve en el norte del Perú, y en Lima, y en Espanya. En Piura la tradición se vive en Catacaos que a su manera es una hermosa celebración, y sus siete potajes. En Lima nunca tuve la oportunidad de ver alguna ceremonia, sólo tengo la idea del reportaje de Abraham Valdelomar, al Senyor de los Milagros que es una gozada. Cristo no parece estar contento con lo que hace su Iglesia. Y en Granada (Espanya) más bien fue una de las experiencias más bellas que he vivido, un retroceso a la ninyez. Llegué allí con unos amigos a conocer la Alhambra, y allí tuve oportunidad de ver la misma procesión de la avenida Cayma pero en dimensiones grandes. Habían encapuchados por todas partes. Vírgenes para regalar.

Ahora yo vivo lejos. Ya no vivo en la avenida Cayma ni en algún lugar de tradición hispana. y hace muchos anyos que dejé de ver las procesiones.
Aquí no siento el ambiente de lo que se llama "La semana santa". Aquí nadie me cuenta los planes que tiene en los feriados. A pocos se les ocurre viajar. Es una fecha en el calendario que a pesar de ser feriado (el mediodía del viernes santo), nadie recuerda como la fecha en la que Cristo murió 'por nosotros'. Aquí no se celebra la muerte, aquí se celebra la VIDA: el florecimiento del mundo.

Voy a las tiendas, las casas, los restaurantes y compruebo que mi Semana Santa está representada por un huevo de pascua.

Historias. Ahora las historias que miro y escucho ya no son las de Ben Hur o Quo Vadis, más bien lo que recibo de información tiene que ver con "la antigüedad". Antiguamente estas fechas de guardar (!) celebraban el retorno del sol, el nacimiento de la nueva flor, la PRIMAVERA. El huevo de pascua simboliza la nueva vida, que los animales, tan lindos ellos, vuelven a engendrar cada anyo, y las flores (esos hermosos tulipanes!), la luz, el color, la vida, después de tres aburridos meses de invierno. Aquí el feriado no es ni jueves ni viernes (sólo mediodía), el feriado aquí es el DOMINGO y LUNES de Pascua.

Así celebro mi pascua ahora: me despido del invierno y vuelvo a la vida de la primavera. Ahora, por qué la Iglesia lo convirtió en la Semana Santa ?? Pregunta interesante por resolverse e investigar, ya que originalmente es la fiesta de la nueva vida la que celebramos en estas fechas.

Mis amigos peruanos me dicen: me voy a la playa este fin de semana, me largo de paseo a las montanyas, los veo conectados casi el día completo, sin yo enterarme por qué. Claro, es natural, allá están de feriado en estos días, mientras que yo espero al domingo y el lunes para estar de feriado.

Siempre recuerdo a mi abuela peruana (mi Olita) llegar a la casa de la avenida Cayma (con mi tía Matilde) a ver la procesión. Ella me llevaba pétalos de flores en una canastita que yo toda devota le regalaba a la enlutada virgen María.

La misma semana, distintas fechas. Jamás olvidaré aquellos hermosos recuerdos de mi ninyez. Ahora disfruto de esta nueva forma de celebración (hay algo que falta, no sé qué es). Me abro a una nueva vida.

jueves, diciembre 20, 2007

Leiden bajo cero


No hay nada mejor en el invierno europeo que una buena nevada. Hoy fue uno de esos días en los que desperté y sin darme cuenta, al salir de mi casa, encontré la calle blanca, la bicicleta blanca, los techos blancos, la ciudad blanquísima. Un inolvidable espectáculo. Pocas veces las ciudades se visten de blanco.

No hay duda que esta blancura le da luz a esta época del año porque uno se siente feliz de sentir que el invierno es un invierno de verdad y no a medias. Que el frío que está haciendo es producto del hielo y no de las intensas lluvias que oscurecen el día.

En Holanda cuando nieva, la gente automáticamente cambia de cara. Yo no sé qué le pasa a la gente en Holanda pero al parecer siempre anda medio renegando de la existencia. Su tema del día: el clima. Y casi siempre en negativo. Hoy el tema del día era la nieve. En el tren algunos decían: "pucha ha nevado, qué fregado" (yo feliz de ver nieve), pero mientras yo montaba a la bicicleta por las calles de Leiden veía a los niños jugar con bolas de nieve, haciendo muñecos de nieve, patinando por las calles, felices ellos de poder jugar fuera de casa a pesar del frío y bromear con los transeúntes, algo inusual en la vida cotidiana holandesa.

La gente aquí vive dentro, no fuera de casa. A las cinco de la tarde, sobre todo en invierno, ya no se ve gente en las calles (y además está oscuro). Oscurece a las 4pm y amanece a las 9am. Aquí uno tiene que ingeniárselas, pues, los médicos pronostican enfermedades depresivas. Hay más suicidios de lo normal. Los trenes no funcionan a la normalidad porque alguien decidió suicidarse en los rieles del tren o porque algún bromista se lo ocurrió cortar algún cable. Aquí hay que buscar la vida, comprar quizás una lámpara que brinde luz solar o refugiarse en los libros. Pues, en el invierno uno tiende a invernar de verdad, como los osos polares. Yo por lo pronto no quiero levantarme de mi cama tan fácilmente.



Leiden no es una ciudad grande. Es antigua. Tiene 300 mil habitantes, un centro históricos y varias 'urbanizaciones'. Me recuerda a Pamplona por su antiguedad de la época feudal. Mi primer año aquí un amigo me explicó que Leiden fue la segunda ciudad más importante de Holanda en el siglo de Oro holandés, es decir en la época en que los españoles invadieron Holanda, con ese afán expansionista que tuvieron desde que conquistaron América. La historia Holandesa también está poblada de españoles y uno de los últimos lugares en donde dieron la última batalla fue en Leiden (mismo Ayacucho). Al ganarla y expulsar a los españoles de tierras holandesas, Guillermo de Oranje regaló una universidad a los Leidsenaren como fruto a su esfuerzo, la famosa Universidad de Leiden.


Leiden es una ciudad de monumentos históricos. Aquí nació Rembrandt y también Vermeer, pintores famosos, y tiene muchas iglesias hermosas, que generalmente están vacías porque son protestantes, ellos no creen en las ostentaciones. Yo vivo en una callejuela que está blanca ahora por la nieve, cerca a un antiguo hospital que hoy es una casa de estudiantes (qué tal cambio) y una iglesia y una canal, parte del río Rin. Mi calle se llama el callejón verde. ¿por qué? No lo sé.




La nieve aquí convierte en un caos la ciudad. Los automóviles patinan y no pueden subir los arqueados puentes que cruzan los canales (o ríos) de Leiden. Los patos ya no nadan en el agua, más bien caminan sobre el hielo. Y las gaviotas (terribles ellas, parecen gallinazos) han emigrado hacia el sur (felizmente) dejando tranquilos a los basureros y a los mercaderes de los sábados que colocan sus tenderetes en el mercado.


Este es el invierno más fuerte que he vivido hasta ahora aquí en Holanda. Nunca antes nevó en esta época del año. La radio dice: "Después de veinte años que tenemos nieve en Navidad". Sí claro, pues aquí casi nunca nieva, siempre está mojado, es decir, llueve llueve y llueve... como es un país bajo, rara vez los copos de nieve llegan intactos al suelo y claro producen charcos de agua. Aquí con este espectáculo blanco puedo pensar en quedarme en casa invernando y meter los pies dentro de mi almohada. Hace mucho frío, mi termómetro marca -4. En cualquier momento voy apagar la luz para despertar mañana a las nueve de la mañana, misma osa polar dentro de su guarida, acomodándose en la mejor posición para poder descansar sin sentir el frío de la ciudad.

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