lunes, enero 28, 2008

¡Qué buena juerga!

Desde pequeña escuché decir en mi casa que Biondi era el mejor pisco. Yo en ese entonces detestaba el pisco. Pues, una vez me había emborrachado feo. Pero cuando probé el Biondi sentí un olor delicioso, a fruta, que me convenció de la idea de mis padres.
Hace una semana tuve la suerte de visitar en Moquegua la fábrica de Biondi. Un amigo moqueguano me dijo que conocía al dueño. Después de un par de llamadas por teléfono, el señor Biondi apareció en la puerta de la casa de mi amigo. Nos llevó en su camioneta a la fábrica, a media hora de la ciudad.






El pisco es una bebida que se bebe en territorio peruano. Es la bebida nacional. Actualmente, está de moda por la campaña "el pisco es peruano" frente a la chilenos que afirman que el pisco es suyo. Yo no creo tanto que el pisco sea de uno o el otro. Nosotros los peruanos tenemos una valiosa variedad de pisco (calidad antes que cantidad) que los otros no tienen: pisco italia, quebranta, acholado, albilla, uva negra criolla, entre otras. Cada variedad tiene un sabor diferente. El pisco hay que saber degustarlo.
Biondi nos hizo recorrer la fábrica paso a paso, desde la fermentación de la uva hasta la destilación del pisco. Al final de la visita nos invitó unos tragos, nos enseñó a catar este aguardiente de uva. Terminamos como se dice en peruano "zampados", pues, probamos todas las variedades. ¿Quién decía que el pisco no me gustaba?

Moqueguensis, al ras del desierto

Viaje a Moquegua. Enero del 2008. El desierto es el paisaje del día. La aridez de una de las regiones más secas del mundo. Confieso que no sé qué encontraré en Moquegua. Desde pequeña me hicieron creer que era una ciudad pequeña.
Viajé con un amigo llamado Matthew. Era su primera vez. Nunca antes había estado en el Perú. Me decía: dispara aquí y allá, el paisaje le encantaba. Para él era una verdadera aventura.

En la ciudad de Moquegua se respira verdadera paz. La gente parece no tener malicia. Llegamos al terminal con nuestros bultos. Caminamos dos cuadras y ya estábamos en la plaza. El centro de la ciudad no está lejos, más bien yo estaba feliz de poder sentir que estaba descansando. Nos alojamos en un hotel llamado Torata (que yo recomiendo), a una cuadra de la plaza.
Pobladores de un poblado llamado Muylaque, Calacoa y San Cristobal estaban bailando con todos sus colores en la plaza. No desaproveché de tomarles unas fotos. Linda manera de sentirnos cerca de los Andes. Hacia Muylaque saldríamos en un par de días. Allí se habla de aymara.

miércoles, enero 16, 2008

Panamericana al Sur

Cada vez que vuelvo al Perú y tengo que volar a Arequipa, prefiero ir por tierra y disfrutar de mis kilómetros en bus, viendo la Panamericana SUR. Es una de mis carreteras favoritas, de esos caminos que no me gusta que concluyan. Cada recta, curva, pampa, pueblo, forman parte de mi espacio biográfico (mi perfil de vida) que repito cada vez que vuelvo con amor.


Hay quienes dicen: por qué no vienes en avión, catorce horas en bus desde Lima es demasiado, vas a terminar usando un plumón (jeje). Semanas antes de mi llegada, reservé el pasaje en bus, con número de asiento y horario bien pensado. Qué bien se siente viajar mirando el panorama completo, es decir, en el segundo piso adelante en plena Panamericana, y además ver el amanecer en una de las caletas de pescadores más próximas al Ande: Ocoña.



Cuando era pequeña recorría estos sitios con mi padre. Nunca fuimos hasta lima en auto, pero si hacia uno de los balnearios más populares de Arequipa: Mollendo. Algunas veces, confieso, no me gustaba viajar en carro, pero aprendí a apreciar el paisaje viviendo lejos y encontrándole el
sentido a cada viaje que hice desde el norte del Perú. Lo curioso es que siempre me gustó la ida a Arequipa. Nunca el regreso a Piura o a Lima o adonde yo viva. La ida siempre implicó en re-encuentro.


En el camino desde Ocoña el bus empieza a subir hacia la coordillera. La carretera pasa por Pescadores, El Chira, Camaná, Santa Rita de Sihuas, Majes, Vítor y el 48 (el kilómetro) que indica el cruce de caminos hacia Moquegua y Tacna o hacia Arequipa.
A partir del kilómetro 48, que es caos vehicular, sobre todo de camiones, la Panamericana entra a Uchumayo. Allí se ven estos letreros conocidos "Bienvenidos a mi tierra" de Cerveza Arequipeña, la verdadera cerveza. El sol de estos desiertos tiene más luz que en cualquier parte de la tierra.


De las carreteras que he recorrido en mi vida no sé si esta tenga un lazo sentimental relacionado a la tierra, la pacha-mama, el anillo volcánico del sur del país, de paisajes agrestes. Llego a la ciudad con ganas de seguir viajando, de encontrar las lindes de un idioma muerto, de perder mis países, y encontrarlo todo como siempre lo recordé.

En mis años de vida este letrero siempre estuvo allí.

La capitana


Muchos años después tuve que venir en calidad de turista para conocer el rincón más arequipeño de Arequipa: La capitana. Nombre de lìder, de mujer que fecunda su propia tierra, a la que llegan sus paisas a disfrutar de los sabores culinarios más preciados de esta campiña.

Música local no falta. Aquí me recibió "El Regreso" de Los Dávalos. Y "la chicha de qora" rosada que toman las familias como si fuese vino. ¿por qué no vine antes aquí? ¿acaso era un lugar desconocido y alejado de donde yo vivía antes, es decir, de las primeras cuadras de la avenida Cayma que sube hasta el Chachani? La capitana está en el barrio de Antiquilla (La Recoleta) y comparte hoy, año 2007, una calle con tiendas hiper modernas: Saga, por ejemplo. Felizmente, la modernidad no se la lleva todavía. Allí sobrevive ella del sol abrasador y las lluvias de la Niña. La resguardan las paredes de sillar y numerosa gente que trabaja allí repatiendo platos y aguantando a los borrachos, entre ellos un guardián que lleva lentes gruesos y un sombrero characcato, quienes como yo se emocionan del guitarrista que toca Virgencita de Chapi de Los Errantes. Qué ganas de celebrar aquí el regreso y sellar esta bienvenida con estos buenos platos. Como dirían mis paisanos: ¡Que viva Arequipa, carajo !!

PiErDo PAísEs

Borro fronteras - Viajo para conocer mi geografía