una vez más en Amsterdam. sus calles, sus canales, sus puertas, sus rincones rosados. quién iba a decir que navegar en ella es verla de otra manera. es otra ciudad. una ciudad con casas que son botes y con botes que son casas. la gente se sienta en la popa para tomar el sol, cuando se aparece el sol, y otros encerrados miran desde la ventana a ver quién pasa. todos se conocen en los canales y sus vecinos son las barcas y sus vehículos las lanchas.
Amsterdam siempre será esa ciudad sin autos, con botes, con bicicletas. hay tranvías y tricicloes que se utilizan como taxis y también lanchas. al caminarla hay que tener cuidado del tráfico que emprenden los turistas en dos ruedas, pues, claro, son unos ignorantes conduciendo la bicicleta, se pasan la luz roja y la multa que les cae, el divino cielo.
aquí las bicicletas son como las combis en el Perú o como los mototaxis en Piura. pero ellas no contaminan, son el vehículo ideal para recorrer las estrechas calles de Amsterdam (no sus canales). por eso yo la utilizaba a mi pequeña verde cuando estudiaba en Piura. la estudiante en bicicleta, la profesora en bicicleta? era mis piernas, mis brazos, mis pulmones, mi alma, que ganó siempre las batallas de hierro, y me entristecí cuando los ladrones se la llevaron de mi casa por el techo.
ahora camino en Amsterdam y cuando me subo a una bici-combi le pido directo a la Plaza de Rembrandt que allí, como dije en mi anterior artículo, están todas las nacionalidades, las razas, las culturas, los idiomas se mezclan por las calles principales de Amsterdam y la peruana también, por supuesto, y hoy que es 28 de julio me voy directo al restaurante del chino de la esquina a comerme un cebichito y escuchar un huaynito que en Amsterdam también se puede. Salud!
1 comentario:
Recuerdo a la Verde, como recuerdo nuestras platicas amiga mia, tambien recuerdo tus ojos tristes cuando te la robaron de casa de Mami Gordi
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