Esta novela me ha causado estupor. Hacía varios
años que la tenía oculta entre mis anaqueles, desapercibida entre otros libros
que alguna vez leí y no me acuerdo. Y esta vez me dije la voy a leer sí o sí, porque
lo había intentado tantas veces pero no pasaba de la página cuatro, una de las
obras más importantes de William Faulkner, el título: “Mientras agonizo”.
Addie Bundren es la protagonista de la
historia, una profesora de escuela que yace en su lecho de muerte mientras sus
cinco hijos preparan su cortejo fúnebre para llevarla al lugar donde desea que
le entierren, la ciudad de Jefferson. La familia se dispone a cumplir sus
últimas palabras. Salen en una carreta jalada por mulas en dirección a la
ciudad y a lo largo del camino experimentan una multitud de peripecias que los
lleva al borde de la locura.
Escrita desde los puntos de vista de sus personajes,
catorce personajes en cincuenta y nueve diálogos que se intercalan en una
historia que va descubriéndose por sí misma, lleva al lector al desasosiego y
por momentos al horror. La escena del niño (hijo menor de los Bundren) viendo
los buitres volar alerededor del ataúd de su madre es la confrontación más
pueril de la infancia. ¿qué hacen esos buitres? ¿qué hacen por la noche? ¿Dónde
se meten? Y el descubrimiento del origen de Jewel, otro de los hijos de la
protagonista, hijo de una relación extramatrimonial con el cura del pueblo,
lleva a uno de los hermanos a incendiar un granero y al manicomio muerto de la risa.
"La composición de la obra me llevó sólo unas seis semanas en el tiempo libre que me dejaba un empleo de doce horas al día haciendo trabajo manual. sencillamente me imaginé un grupo de personas y las sometí a catástrofes naturales universales... con una motivación simple que le diera dirección a su desarrollo", dice el autor.
"La composición de la obra me llevó sólo unas seis semanas en el tiempo libre que me dejaba un empleo de doce horas al día haciendo trabajo manual. sencillamente me imaginé un grupo de personas y las sometí a catástrofes naturales universales... con una motivación simple que le diera dirección a su desarrollo", dice el autor.
La novela me ha llevado al extremo del aliento
como hacía muchas veces no lo hacía una obra literaria (y me ha costado varias
páginas para entrar en ella). Escenas duras, macabras, que describen el extremo
al que llega una familia para enterrar a su madre muerta. La escena más
impactante es la del niño de los Bundren mirando a los buitres volando encima
del ataúd de su madre. ¿Una metáfora de la vida?
Sin duda,
un libro que vale la pena leer para aquellos que aman la buena literatura.
1 comentario:
Faulkner es, fue, un crack. Hace dos meses lei LAS PALMERAS SALVAJES y me impresionó: esas imágenes dantesas, ese modo de exponer a sus personajes a fuerzas naturales superiores a los que sin embargo se enfrentan, es casi biblíco. Él reconocía la influencia de las escrituras biblicas y de las tragedia griega por lo que uno puede entender mejor de dónde le venía la inspiración. Alguna vez leí que él dijo algo como que a sus personajes los ponía en situaciones tales que les parecían una colonia de hormigas sobre las que una mano vertía una inacabable cantidad de agua. Increíble. A mí también me dejó marcado varias imágenes de sus novelas, me falta esta, ahora que leo tu opinión creo que tengo más ganas de leerlo todavía. García Marquéz cuenta que esta novela fue para él una conmoción. Saludos Su!
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