Todavía lo recuerdo escuchando jazz con los audífonos puestos en la sala de pelusas naranjas de la 404 avenida Cayma. aun lo rememoro bailando un cha-cha-chá con sus hermanas y su esposa, con las amigas del barrio y con las señoras que apenas conocía y con Paloma San Basilio. El es Bernardo y hoy tendría sesentaiocho años, seguro que con más canas en la cabeza y unas cuantas arrugas disimulando su vejez, seguro saltando al dar volteretas y tranquilo al escuchar la música clásica, enseñando a quien le rodeara aquellos significados de la vida, aquellas vueltas que da el globo y voltean la historia.
no quiero contar ni lo triste ni lo melancólico. sólo cumpliría sesentaiocho años hoy dieciséis de noviembre. y lo sigo recordando porque es mi padre, mi amigo y la persona que más falta me hace, es la explicación a mis mareas contínuas y a mis erupciones volcánicas. es la razón por la que estoy aquí estudiando más a fondo la tierra que lo vio crecer a él y me hace crecer a mí. y por la que soy yo un tanto contra-corriente, disconforme con lo que los otros no logran aceptar. busco la verdad sin imponerla. busco mi evolución libre de imposiciones. soy libre. soy feliz. aunque a veces me venga la mala-rabia.
3 comentarios:
¡Salud por los padres buenos, que ya no están, pero todavía se les siente! Por los hombres a quienes no debemos dejar de querer...
Un abrazo, amiga! :)
He leido tu texto y me ha llegado a lo íntimo de los recuerdos.
Tal vez hace tiempo cuando recreabamos en Piura no entendí muchas cosas al respecto.
Gracias por este texto que le da otro sentido de valoración para los que lo tenemos cerca.
Que más... sólo el libro de Urantia, el cual me imagino que esta guardado por allí. Desempólvalo y lee un poco de su último regalo.
Sabes quien soy, y sabes cuanto quiero decirte, pero no puedo escribir.
Un abrazo
me gusta mucho esa foto... veo el brazo de tu padre, fuerte -muy fuerte, y me sugiere una energia vital muy poderosa
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