11:26 de la noche. No sé qué significa esta hora, sólo sé que me arde la pierna derecha y que en treintaicuatro minutos cumplo un año más de vida. Tengo una refrigeradora que no me deja dormir, también un colchón y un perro de peluche que me mira desde una esquina. La verdad es que las cosas no van tan mal, pero cumplo un año más de existencia y sigo siendo pobre económicamente.
Mi madre me diría que no hay nada mejor que hacer lo que uno desea hacer. No sé si elegí bien. Soy pobre, ya lo dije, y no tengo idea de qué me irá a deparar el destino en esta carrera de narcisos. Soy una hija sin hijos. Camino por las calles pensando en mil macanas y hablando de ficción –sin ser psicótica. Vivo en una realidad montada por demonios y del catarsis ante la página en blanco.
Mi padre rechazó mi idea de seguir la literatura. Diez años antes le aterroricé con mi devoción al Leoncio Prado que mi padre todo asustado quiso que me convirtiese en una opulencista. Qué me diría hoy después de casi ocho años de su muerte al verme tan sobreviviente en la calle de la groenesteeg, sobreviviente de realidades opulentes, trabajando de niñera a por la literatura. Y me pregunto: Qué me diría Mario: “Susanita, ¿qué libro estás escribiendo?”, todo interesado y lindo él, por hablar de padre también, adoptivo, con tres hijos verdaderos y yo la escribidora, ¿que escribo? Historias sin proposiciones, la literatura del no, un Bartleby a lo Melville en relatos de viaje.
Y es que no se necesita más para sobrevivir, sólo contar fantasías. A las abuelas hay que mandarlas al carajo de vez en cuando cuando sólo hablan de la guerra y de lo importante que es el centavo (“sí abuela, añado, éste es mi centavo y no voy a dejar de hacer lo que me plazca en esta corta vida”). Lo único: la resistencia, y no quiero sonar a vieja consejera que habla de las ideas, las convicciones, los compromisos en una sociedad robótica-descomprometida en donde lo más importante es TENER un automóvil, una casa, un jardín, un perro, dos hijos, cinco gatos. Mi pregunta es: ¿Tener y no tenerlo es lo mismo que ser o no ser?
Medianoche. 13 de setiembre. ¡Feliz cumpleaños! Joer, la vida corre. Hamlet se presenta hoy en la noche en el teatro y no voy a hacer lo mismo que Kafka en 1914. En lugar de irme a la piscina, me iré de pesca (Maupassant, si me escucharas) a la calle 17B groenesteeg. Y espero ahora que ellos no me cojan como Liliput. Hasta mañana.