Presentación del libro de crónicas viajeras "De viaje al fin de Europa"
Cuando era pequeña recuerdo que me gustaba mucho
jugar con rompecabezas. Armaba varios que mis padres me regalaban en las
navidades o por mi cumpleaños, de doce, veinticuatro, treinta y seis piezas, hasta que llegó un día en el que me trajeron uno de cien. Era un mapa de
Europa, de norte a sur, y de este a oeste, con sus cuarenta países, o menos, en
ese entonces, y allí estaba Noruega.
La segunda vez que oí hablar sobre ese país
escandinavo fue gracias a un caballo. Era
un poni de color café, uno de los tres que había comprado el Club Hípico aquí
en Arequipa para que los niños de ese entonces aprendiéramos a montar caballo. El
nombre del poni era OSLO, nada más ni nada menos que la capital del país del
que he escrito este libro.
Y entonces le pregunté a mi madre: “¿de
dónde viene ese nombre?”. Y ella me lo explicó muy bien, que era la capital de
noruega.
Esas fueron las primeras veces que escuché hablar de este
país al que he dedicado este libro titulado: “De viaje al fin de Europa”, gracias
a un rompecabezas y a un caballo.
***
Jamás había imaginado, mientras yo aprendía a galopar
y a armar rompecabezas, que algún día habría de sumarme a una caravana de
cuarenta ciclistas que deseaban atravesar este país nórdico de SUR a NORTE.
-¿Hacemos el viaje? -me preguntó Wil mi marido una
tarde mientras mirábamos una película sobre Thor Heyerdal, el explorador
noruego que cruzó el Océano Pacífico, en una balsa fabricada en totora, desde
el puerto del Callao, en Perú, hasta la Polinesia.
De esto en el año 2017.
Confieso que la propuesta de Wil me fascinó pero que a
la vez me hizo dudar; teníamos a una pequeñita de un año que apenas había
aprendido a caminar. E ir de Oslo, la capital, hasta el punto más nórdico de
ese país (Cabo Norte) no era una proeza cualquiera, sobre todo por la pequeña.
Yo me moría de las ganas por hacer el viaje de tres mil kilómetros, durmiendo
en carpas, atravesando parajes poco conocidos por el hombre, admirando lugares
como las Islas Lofoten. Antes ya había hecho rutas del tipo París-Dakar y
Quito-Ushuaia en bicicleta. Miles de kilómetros sobre los pedales. Y como no quería dejar atrás mi estilo de vida aventurero, pues
me decidí, nos decidimos, hacer el gran viaje al fin del mundo, con nuestra
pequeña de un año y diez meses.
***
Y es allí adonde me llevó la vida, a Noruega, un país
en forma de botija, ubicado al norte del continente europeo, que tiene una
bandera roja con una cruz azul atravesada. El viaje empezó en OSLO, la capital,
y terminaría en CABO NORTE, el punto más nórdico del continente europeo. CABO
NORTE, que como se ve en el mapa está a la altura de la Siberia rusa. La Laponia.
País de esquimales. En donde en verano nunca oscurece.
Además es un país de trols, de bosques prístinos,
alces, venados, de las auroras boreales, y de los vikingos. … Y un dato , el más
sobresaliente, el país en el que se entrega el PREMIO NÓBEL DE LA PAZ.
***
De eso trata este libro que acabo de publicar, mi
ópera prima, mi primer producto acabado. En todos estos años que llevo
escribiendo sobre viajes y aventuras,
siempre he deseado oler las páginas del producto impreso, y por fin lo tengo
ahora aquí, y puedo compartir este momento emocionante con ustedes. Pues son
más de veinte años que llevo tecleando, relatos, pequeños poemas, artículos
periodísticos, que me han llevado a transitar rutas inimaginables en mi mapa de
vida, desde mis doce, época en la que descubrí la literatura y me enamoré de
ella.
Cuando me embarqué en esta aventura, es decir, en
Oslo, en el año 2017, decidí sentarme todos los días a escribir. Estaba leyendo
a un autor noruego en ese entonces, Karl Ove Knausgard, autor de seis volúmenes
titulados nada menos que Mi Lucha. Me fascinaba su escritura y me sigue
fascinando su manera de describir la cotidianeidad, y eso quise hacer con esta
historia. Escribir una historia de viaje que contemplara mi periplo con mi
pequeña de un año y diez meses, soportando lluvias a cinco grados de
temperatura en una carpa de lona (felizmente impermeable), tratando de hacerla
dormir sin oscuridad (pues, nunca se ponía el sol), y visitando con ella
bibliotecas, museos, piscinas, playas, entre otros.
Entonces una vez que me embarqué en ello, escribí y
escribí y he aquí el resultado.
Así que con el recuerdo de un rompecabezas; de Oslo,
el poni, mis lecturas de Karl Ove Knausgard (y añado a Hamsun), de la película de la expedición
del Heyerdhal y mi cruce con los alces por la carretera, doy por
presentado mi libro, un dieciséis de noviembre , fecha muy especial para mí,
porque hoy mi padre -que ya no está-
hubiese cumplido ochenta y dos años, y fue él uno de los seres que más
me han inspirado a escribir.
Por eso, le agradezco a él que ya no está. A mi
familia. A mis amigos. A mis conocidos. A José Córdoba , editor de Surnumérica.
Y al centro cultural de la Universidad Nacional de San Agustín por haber hecho
posible este día en mi vida.
Gracias a todos.
Y con ustedes: “De viaje al fin de Europa”.
Susana Montesinos
Arequipa, 16 de noviembre 2019
Arequipa, 16 de noviembre 2019