jueves, mayo 24, 2018

Tengo sed

Quince estudiantes dan un examen de español alrededor de una mesa en forma de U. Yo analizo el movimiento de sus bolígrafos sobre unas páginas en blanco. Nerviosos, idos. Creen escribir la palabra apropiada, dudan de sus conocimientos. ¿Subjuntivo? Cada uno de ellos lleva una botella de agua sobre la mesa para apagar la tensión de fin de año; no la típica botella de Pellegrini o Spa o Reine, sino sus propias botellas recicladas. Es curioso pero las hay, de los más diversos formatos. Dos de ellas son de Pepsi; curiosamente de los estudiantes de habla inglesa, a quienes confundo por su tipo de peinado, es que son tan parecidos !! Otras dos son 'bidones' que suelen llevar los ciclistas ancladas a la bicicleta. Facebook, dice una de ellas. Hay desde botellas de smoothie del Hema, otras de limonada compradas en alguna tienda, una de madera y a la moda ecológica. Pero la que se gana el premio, la que tiene la medalla de oro, es una de Villa Antinori, de Toscana, Italia. El hecho de que un vino haga de botella de agua en una clase de la universidad, dice mucho de su dueño. Mi alumno, su dueño, le da un sorbo al agua y saca un veinte.

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